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BIOGRAFÍA. VIDA Y OBRA DE 'CERVANTES SAAVEDRA, MIGUEL DE'
Cervantes Saavedra, Miguel de (1547-1616), dramaturgo, poeta y
novelista español, autor de la novela El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna
de la literatura universal.
Vida
Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida azarosa de la que
poco se sabe con seguridad. Nació en Alcalá de Henares (Madrid),
probablemente el 29 de septiembre de 1547. Pasó su adolescencia
en varias ciudades españolas (Madrid, Sevilla) y con poco más de
veinte años se fue a Roma al servicio del cardenal Acquaviva.
Recorrió Italia, se enroló en la Armada española y en 1571
participó con heroísmo en la batalla de Lepanto, donde comienza
el declive del poderío turco en el Mediterráneo. Allí Cervantes
resultó herido y perdió el movimiento del brazo izquierdo, por
lo que fue llamado el Manco de Lepanto. En 1575, cuando
regresaba a España, los corsarios le apresaron y llevaron a
Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580).
Liberado por los frailes trinitarios, a su regreso a Madrid
encontró a su familia en la ruina. Se casa en Esquivias (Toledo)
con Catalina de Salazar y Palacios. Arruinada también su carrera
militar, intenta sobresalir en las letras. Publica La Galatea
(1585) y lucha, sin éxito, por destacar en el teatro. Sin medios
para vivir, marcha a Sevilla como comisario de abastos para la
Armada Invencible y recaudador de impuestos. Allí acaba en la
cárcel por irregularidades en sus cuentas. Después se traslada a
Valladolid. En 1605 publica la primera parte del Quijote. El
éxito dura poco. De nuevo es encarcelado a causa de la muerte de
un hombre delante de su casa. En 1606 regresa con la Corte a
Madrid. Vive con apuros económicos y se entrega a la creación
literaria. En sus últimos años publica las Novelas ejemplares
(1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho
entremeses (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El
triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Dedicó
sus últimos meses de vida a Los trabajos de Persiles y
Segismunda (de publicación póstuma, en 1617). Murió en Madrid el
22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente.
Su obra: poesía y teatro
Cervantes centró sus primeros afanes literarios en la poesía y
el teatro, géneros que nunca abandonaría. Su obra poética abarca
sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas
menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas.
También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido
en La Galatea) y Viaje del Parnaso (1614). La valoración de su
poesía se ha visto perjudicada por su publicación dispersa en
otras obras, por la celebridad alcanzada por el autor en la
novela e incluso por su propia confesión en este famoso terceto
del Viaje del Parnaso:
Yo, que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo.
Aunque en otras ocasiones se enorgullece de sus versos, en su
tiempo no logró ser aceptado como poeta.
Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió
atraído desde joven. Al regreso del cautiverio llegó a estrenar
con éxito varias comedias. Pero tampoco sus contemporáneos lo
aceptaron como dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica
del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador de Lope de
Vega en la renovación de la escena española con su Arte nuevo de
hacer comedias. De la primera época (1580-1587), anterior al
triunfo de Lope de Vega, se conservan dos tragedias: El trato de
Argel y La destrucción de Numancia. A la segunda época
pertenecen las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca
representados (1615). Las comedias son El gallardo español, La
casa de los celos y selvas de Ardenia, Los baños de Argel, El
rufián dichoso, La gran Sultana doña Catalina de Oviedo, El
laberinto de amor, La entretenida y Pedro de Urdemalas. Y éstos
son los entremeses: El juez de los divorcios, El rufián viudo,
La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El
vizcaíno fingido, El retablo de las maravillas, La cueva de
Salamanca y El viejo celoso.
Prosa: La Galatea
En la prosa narrativa Cervantes empezó escribiendo una novela
pastoril que fue su primer libro publicado, con el título de
Primera parte de La Galatea (1585). Como en otras novelas de su
género, los personajes son pastores convencionales que cuentan
sus penas amorosas y expresan sus sentimientos en una naturaleza
idealizada. La Galatea se compone de seis libros en los cuales
se desarrollan una historia principal y cuatro secundarias. La
principal refiere los amores de los pastores Elicio y Galatea, a
la cual su padre quiere casar con el rico Erastro. Y las
secundarias añaden otros tantos episodios amorosos
protagonizados también por pastores. Lo más importante reside en
que ya en esta primera novela Cervantes aparece como un escritor
renovador. Acepta las convenciones del género pastoril, pero a
veces rompe el patrón idílico en las relaciones entre los
pastores y en la geografía -convencional y real a un tiempo- del
río Tajo. Lo más innovador es la integración de cuatro historias
secundarias que acaban confluyendo en la acción principal y
dejando abierta la posibilidad de una continuación. Esta segunda
parte prometida fue a menudo recordada por Cervantes, hasta en
la dedicatoria del Persiles, pero no se publicó nunca.
Novelas ejemplares
Entre 1590 y 1612 Cervantes fue escribiendo una serie de novelas
cortas que, después del reconocimiento obtenido con la primera
parte del Quijote en 1605, acabaría reuniendo en 1613 en la
colección de Novelas ejemplares. Teniendo en cuenta las dos
versiones conservadas de Rinconete y Cortadillo y de El celoso
extremeño, se cree que Cervantes introdujo en ellas algunas
variaciones encaminadas a la ejemplaridad social, moral y
estética de estas novelas o narraciones cortas, y después las
ordenó de acuerdo con un criterio artístico que obedece a la
visión orgánica del conjunto. En el prólogo Cervantes proclama
su novedad: "Yo soy -dice- el primero que he novelado en lengua
castellana". En efecto, así fue, pues en la literatura española
no había entonces tradición de novela corta; las que circulaban
eran adaptaciones o traducciones de los novellieri italianos.
Cervantes españolizó el género, lo ennobleció y creó la novela
corta en la literatura castellana.
La colección se abre con La gitanilla, fantasía poética creada
en torno a la figura de Preciosa y la relación entre la
gitanilla y un joven capaz de renunciar a su alcurnia por amor.
En contraste con tan embellecido marco sigue El amante liberal,
novela bizantina de amor y aventuras, con las adversidades que
Ricardo y Leonisa han de superar antes de su matrimonio. Después
del idealismo, el amor y la aventura de estas dos primeras
novelas se cae en los bajos fondos del hampa sevillano con
Rinconete y Cortadillo, en cuyas páginas sobresalen la mejor
ironía y humor cervantinos. Su crítica social, que constituye
una denuncia de la degradación moral de la España del siglo XVI,
culmina en el insuperable cuadro realista de la cofradía de
Monipodio, que negocia todo el crimen de Sevilla. El contraste
entre Rinconete y Cortadillo y las dos primeras novelas se
prolonga hacia la cuarta, La española inglesa, en la cual, sobre
un fondo de guerras de religión entre España e Inglaterra, se
desarrollan las pruebas que han de superar Ricaredo e Isabela
antes de su unión matrimonial.
Tras tantas aventuras y dichas amorosas, vuelve la crítica de la
sociedad con la narración de un intelectual trastornado por un
hechizo amoroso en El licenciado Vidriera, cuyo protagonista
cree que es de vidrio y hace gala de una extraña lucidez e
ingenio. Los juegos mentales de Vidriera dejan paso a la
violencia sexual y la reconciliación en La fuerza de la sangre,
donde se cuenta la violación de Leocadia por un joven de la
nobleza toledana y el posterior compromiso matrimonial entre
ambos. Curiosamente, el ingenio y el impulso de los instintos
son las fuerzas que derriban los muros levantados contra natura
por el viejo Carrizales en El celoso extremeño, con el popular
motivo del viejo y la niña en la casa-prisión en la que el
indiano Carrizales encierra a su joven esposa. Por el contrario,
la más celebrada libertad en nada merma el recato de Constanza
en La ilustre fregona, entre las andanzas toledanas de Carriazo
y Avendaño, prendado éste de la bella fregona de la Posada del
Sevillano, hija natural del padre de Carriazo.
Amores y aventuras, disfraces y casualidades, engaños y
reparaciones entre gentes de la nobleza configuran las intrigas
de Las dos doncellas y La señora Cornelia. Los engaños de las
doncellas Teodosia y Leocadia componen una intriga con temas
pastoriles y técnicas de la novela bizantina. La señora
Cornelia, localizada en ambientes estudiantiles y de la alta
sociedad de Bolonia, cuenta la azarosa historia de amor de
Cornelia hasta su boda con el duque de Ferrara. Y de tales
ambientes nobiliarios descendemos a la vileza moral, la
marginación social, la estafa y la corrupción en El casamiento
engañoso y El coloquio de los perros. Como otro burlador
burlado, el alférez Campuzano sale de su casamiento engañado con
sus mismas artimañas y enfermo de sífilis. Esta pálida sombra
del desengaño barroco es buena imagen de la caída del ideal
cervantino del heroico soldado de Lepanto. El interés del
Coloquio se centra en tres aspectos: la corrupción social
denunciada por Berganza en la narración de su vida, las cínicas
disquisiciones filosóficas de ambos perros sobre las
convenciones sociales y la maldad en el mundo, y la integración
de teoría y práctica narrativas que constituyen la renovación
formal más importante en el curso de la novela occidental. He
aquí el magistral cierre de la colección de doce historias en
once novelas, porque El casamiento y El coloquio forman una
sola: ambas comparten el tema del engaño-desengaño, y El
casamiento es el marco en el que se introduce El coloquio, que
el sifilítico alférez Campuzano escribió mientras se curaba en
el hospital y que es ahora un diálogo leído por su amigo el
licenciado Peralta.
En este cierre de las Novelas ejemplares se representa el
proceso completo de la creación literaria: el alférez Campuzano
se presenta como autor del Coloquio; el perro Berganza es el
narrador del mismo al contar en él su vida; su compañero Cipión
actúa como interlocutor crítico que corrige y matiza al
narrador, y el licenciado Peralta interviene como lector del
texto escrito por Campuzano. Si a ello se añade que El coloquio
de los perros pretende superar las limitaciones de la novela
picaresca incluyendo la perspectiva que allí faltaba, la del
destinatario, y que el delirio producido por la fiebre de
Campuzano en El casamiento engañoso da verosimilitud poética a
sus desvaríos acerca del diálogo racional de unos perros, se
comprenderá mejor la extraordinaria lección de teoría y práctica
narrativas de esta genial mentira dotada de asombrosa coherencia
artística: la verosimilitud literaria depende de sus reglas
poéticas, no de su confrontación con la realidad externa.
Don Quijote: sus orígenes
Es posible que Cervantes empezara a escribir el Quijote en
alguno de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. Mas
casi nada se sabe con certeza. En el verano de 1604 estaba
terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos
de 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha. El éxito fue inmediato. En 1614 aparecía en Tarragona la
continuación apócrifa escrita por alguien oculto en el seudónimo
de Alonso Fernández de Avellaneda, quien acumuló en el prólogo
insultos contra Cervantes. Por entonces éste llevaba muy
avanzada la segunda parte de su inmortal novela. La terminó muy
pronto, acuciado por el robo literario y por las injurias
recibidas. Por ello, a partir del capítulo 59, no perdió ocasión
de ridiculizar al falso Quijote y de asegurar la autenticidad de
los verdaderos don Quijote y Sancho. Esta segunda parte apareció
en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de
la Mancha. En 1617 las dos partes se publicaron juntas en
Barcelona. Y desde entonces el Quijote se convirtió en uno de
los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a
todas las lenguas con tradición literaria.
Algunos cervantistas han defendido la tesis de que Cervantes se
propuso inicialmente escribir una novela corta del tipo de las
"ejemplares". Esta idea se basa en la unidad de los seis
primeros capítulos, en los que se lleva a cabo la primera salida
de don Quijote, su regreso a casa descalabrado y el escrutinio
de su biblioteca por el cura y el barbero. Otra razón es la
estrecha relación sintáctica entre el comienzo de cada capítulo
y el final del anterior. Y también apoya esta tesis la semejanza
entre los seis primeros capítulos y el anónimo Entremés de los
romances, donde el labrador Bartolo, enloquecido por la lectura
de romances, abandona su casa para imitar a los héroes del
romancero, defiende a una pastora y resulta apaleado por el
zagal que la pretendía, y cuando es hallado por su familia
imagina que lo socorre el marqués de Mantua. Pero la tesis de la
novelita ejemplar es rechazada por otros estudiosos que
consideran que Cervantes concibió desde el principio una novela
extensa. Éstos argumentan que la unidad de la primera salida de
don Quijote -sin Sancho Panza, para que no pueda presenciar la
grotesca ceremonia en que su amo es armado caballero- adelanta
la composición circular que se repite, ampliada, en las otras
dos salidas; la semejanza con el Entremés de los romances puede
ser una manifestación más de la presencia constante del
romancero en el Quijote, y las relaciones sintácticas entre
final y comienzo de capítulo no son exclusivas de la primera
salida.
Propósitos de Cervantes con el Quijote
Lo que sí resulta seguro es que Cervantes escribió un libro
divertido, rebosante de comicidad y humor, con el ideal clásico
del deleitar aprovechando. Por eso quiso crear una obra para
todos los lectores, según las capacidades de cada cual. Su
ambición de totalidad abarca desde el lector más inocente hasta
el más profundo, de modo que todo cuanto preocupa al ser humano
parece incluido en sus páginas.
Cervantes afirmó varias veces que su primera intención era
mostrar a los lectores de la época los disparates de las novelas
de caballerías. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las
disparatadas invenciones de tales obras. Pero significa mucho
más que una invectiva contra los libros de caballerías. Por la
riqueza y complejidad de su contenido y de su estructura y
técnica narrativa, la más grande novela de todos los tiempos
admite muchos niveles de lectura, e interpretaciones tan
diversas como considerarla una obra de humor, una burla del
idealismo humano, una destilación de amarga ironía, un canto a
la libertad o muchas más. También constituye una asombrosa
lección de teoría y práctica literarias. Porque, con frecuencia,
se discute sobre libros existentes y acerca de cómo escribir
otros futuros, ya desde la primera parte: escrutinio de la
biblioteca de don Quijote, lectura de El curioso impertinente en
la venta de Juan Palomeque y disputa sobre libros de caballerías
y de historia, revisión crítica de la novela y el teatro de la
época en la conversación entre el cura y el canónigo toledano.
En la segunda parte de la novela algunos personajes han leído ya
la primera y hacen la crítica de la misma. La primera parte será
así el punto de referencia de las discusiones sobre teoría
literaria incluidas en la segunda. Teoría y ficción se integran
con perfecta armonía en el coloquio entre Sansón Carrasco, don
Quijote y Sancho, en episodios como la cueva de Montesinos y el
retablo de Maese Pedro; y la teoría se ilustra con la práctica
en las narraciones interpoladas en el relato principal, las
cuales constituyen otras tantas formas de novelar
representativas de los géneros narrativos anteriores a
Cervantes.
Entre otras aportaciones más, el Quijote ofrece asimismo un
panorama de la sociedad española en su transición de los siglos
XVI al XVII, con personajes de todas las clases sociales,
representación de las más variadas profesiones y oficios,
muestras de costumbres y creencias populares. Sus dos personajes
centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una síntesis
poética del ser humano. Sancho representa el apego a los valores
materiales, mientras que don Quijote ejemplifica la entrega a la
defensa de un ideal libremente asumido. Mas no son dos figuras
contrarias, sino complementarias, que muestran la complejidad de
la persona, materialista e idealista a la vez.
Personalidad de Don Quijote
Muchos episodios del Quijote ejemplifican otros tantos casos de
amor. El de don Quijote representa una concepción del amor
caballeresco sustentada en la tradición del amor cortés. Por
eso, antes de cada aventura, don Quijote invoca siempre a su
amada Dulcinea y pide su amparo, porque ella es su señora y por
ella se fortalecen las virtudes del caballero. En este sentido,
Dulcinea del Toboso es uno de los ideales más sublimes de
cuantos ha creado la mente humana.
Don Quijote es también un modelo de aspiración a un ideal ético
y estético de vida. Se hace caballero andante para defender la
justicia en el mundo y desde el principio aspira a ser personaje
literario. En suma, quiere hacer el bien y vivir la vida como
una obra de arte. Se propone acometer "todo aquello que pueda
hacer perfecto y famoso a un andante caballero". Por eso imita
los modelos, entre los cuales el primero es Amadís de Gaula, a
quien don Quijote emula en la penitencia de Sierra Morena. Como
en la segunda parte don Quijote ya es personaje literario
-protagonista de la primera-, en su tercera salida busca sobre
todo el reconocimiento. Y lo encuentra en quienes han leído la
primera parte: Sansón Carrasco, los duques... Ni siquiera cuando
es vencido por el Caballero de la Blanca Luna y tiene que
abandonar la caballería andante renuncia a su concepción de la
vida como obra de arte: piensa en hacerse pastor, con lo cual el
mito renacentista de la Arcadia pastoril sustituye al mito
medieval de la caballería andante. De todo ello se desprende que
el Quijote es una magna síntesis de vida y literatura, de vida
vivida y vida soñada, como explica E. C. Riley; una genial
integración de realismo y fantasía y una insuperable
manifestación de las dificultades de novelar las complejas
relaciones humanas desde múltiples perspectivas abarcadoras de
la realidad siempre escurridiza. Todo lo humano es relativo.
Ésta es la base de la generosa comprensión cervantina, que evita
los dogmatismos y huye de simplificaciones. He aquí la
genialidad del neologismo baciyelmo, creado por Sancho Panza
para zanjar la disputa entre don Quijote, convencido de que se
trata del yelmo de Mambrino, y los demás, que ven una bacía de
barbero.
El Quijote como juego literario
Muchos componentes del Quijote obedecen a su condición de novela
concebida como un juego. Su construcción se sustenta en el
artificio narrativo del manuscrito encontrado. Este
procedimiento es parodia del mismo recurso empleado en los
libros de caballerías. Pero Cervantes va mucho más allá,
adueñándose de la máxima libertad artística que un autor haya
logrado jamás. Varios elementos sobresalen en tan fecundo
proceso. En la ficción, el historiador moro Cide Hamete
Benengeli aparece como primer autor del Quijote, un morisco
toledano es su primer traductor y el mismo Cervantes aparece
ficcionalizado como segundo autor, que entrega a los lectores
una historia sobre la cual podrá comentar lo que quiera porque
la conoce toda de antemano por la traducción del morisco. Este
juego de autores, traductores, narradores y lectores produce una
gran libertad creadora a la vez que siembra la ambigüedad y la
duda en muchas páginas, por ejemplo en el relato de la cueva de
Montesinos. Cualquier perspectiva es posible. Siempre se podrá
acusar de los engaños al moro Cide Hamete, al morisco traductor
y aun al impresor, a quien, en la segunda parte, se culpa de las
incoherencias cometidas en torno al robo del rucio de Sancho en
la primera.
El sistema lúdico abarca también la misma locura del
protagonista. La locura era un motivo frecuente en la literatura
del renacimiento, como prueban las obras de Ariosto y de Erasmo
de Rotterdam. Don Quijote actúa como un paranoico enloquecido
por los libros de caballerías. Unos lo consideran un loco
rematado, otros creen que es un "loco entreverado", con
intervalos de lucidez. En general se admite que don Quijote
actúa como loco en lo concerniente a la caballería andante y
razona con sano juicio en lo demás. Pero los escritores
españoles Arturo Serrano Plaja y Gonzalo Torrente Ballester
interpretan la locura de don Quijote como un juego codificado en
la ficción según unas reglas que el caballero respeta siempre.
Entrega su vida a un ideal sublime y se estrella contra la
realidad porque los demás no cumplen las reglas del juego. Don
Quijote finge estar loco y decide jugar a caballero andante.
Para ello acude a los libros de caballerías, transforma la
realidad y la acomoda a su ficción caballeresca: imagina
castillos donde hay ventas, ve gigantes en molinos de viento..,
y cuando se produce el descalabro también lo explica según el
código caballeresco: los malos encantadores le han escamoteado
la realidad, envidiosos de su gloria.
Semejante juego narrativo resulta enriquecido por el
perspectivismo y el relativismo, que se manifiestan en toda la
novela, ya en la variedad de nombres que se atribuyen al hidalgo
manchego: Quijada, Quesada, Quejana, Quijana y Alonso Quijano.
Perspectivismo y relativismo aparecen también en la forma de
muchos nombres comunes, como el neologismo baciyelmo, que
resuelve una cuestión sin excluir ninguna perspectiva. En esto
se revela la comprensión cervantina ante todo lo humano. Y la
misma libertad que Cervantes reclamó para sí como creador se la
concedió en idéntico grado a don Quijote, el primer personaje
auténticamente libre de la literatura universal. El comienzo de
la novela es bien conocido: "En un lugar de La Mancha, de cuyo
nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un
hidalgo". Con estas palabras Cervantes destaca que los hechos
que va a contar no ocurrieron en tierras lejanas, como las
historias de la caballería andante, sino muy cerca, en La
Mancha, ni tampoco en tiempos remotos, sino ayer mismo. Se han
dado muchas explicaciones a este comienzo de la novela: un
octosílabo de un romance anónimo, negativa a decir el nombre del
pueblo natal de don Quijote por deseo de incluir a toda La
Mancha, comienzo característico de los cuentos populares,
rechazo del autor al pueblo donde supuestamente estuvo preso y
comenzó la novela. Sin negar estas razones Leo Spitzer y
Avalle-Arce explican el comienzo del Quijote como una defensa de
la libertad del creador y del personaje con repercusiones
fundamentales en la evolución literaria. La literatura anterior
a Cervantes se regía por unas convenciones restrictivas. En
aquellos modelos tradicionales la cuna del héroe determinaba su
vida futura. Amadís era hijo de reyes, nació en Gaula y estaba
llamado a ser héroe. Lazarillo nació en el Tormes, era hijo de
padres viles y será un antihéroe. En cambio Cervantes no
especifica la cuna, ni la genealogía, ni el nombre exacto de don
Quijote para que pueda caminar libre de todo determinismo,
creando su propia realidad. Por eso a partir del Quijote la vida
del personaje literario será más libre. Porque, como señala
Carlos Fuentes, Cervantes ha puesto a dialogar a Amadís de Gaula
con Lazarillo de Tormes y en el proceso ha disuelto para siempre
la interpretación unívoca del mundo.
Los trabajos de Persiles y Segismunda
Finalmente, el Persiles fue tal vez el libro más querido de la
fantasía de Cervantes, quien ya no tuvo tiempo para hacer las
últimas correcciones en un texto no del todo acabado y se puso a
escribir el prólogo tres días antes de morir. Viejo y cansado de
tanta experiencia amarga, Cervantes lo sublima todo refugiándose
en el mundo fantástico inventado por él. Acude a la novela
bizantina y renueva sus técnicas con el fin de superar el género
y crear una gran epopeya cristiana en prosa. De este modo,
Cervantes ocupó hasta sus últimos días la vanguardia narrativa
de su tiempo, acercando la novela a la poesía, a la vez que con
esta idealizada novela de aventuras construye una hermosa
ficción llena de modernidad y cosmopolitismo.
La novela cuenta la peregrinación de Persiles y Segismunda desde
el norte de Europa hasta Roma. El viaje se enriquece con la
diversidad de lugares recorridos, desde la geografía nórdica de
la mítica isla Bárbara, Islandia, Noruega, Irlanda y Dinamarca,
hasta las tierras ya conocidas de Portugal, España, Francia e
Italia. Su complejidad aumenta con la constante aparición de
nuevos personajes en el recorrido y con la interpolación de
historias particulares en la peripecia de los amantes
protagonistas. Y el interés y la intriga de la trama se
intensifican por acumulación de arriesgadas navegaciones, naufra
"Cervantes Saavedra, Miguel de", Enciclopedia Microsoft(R)
Encarta(R).
LIBROS DE 'CERVANTES SAAVEDRA, MIGUEL DE'
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Cervantes, Miguel De - Casamiento Engañoso.doc
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Cervantes, Miguel De - Casamiento Engañoso.pdf
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Cervantes, Miguel De - Celoso Estremeño.doc
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Cervantes, Miguel De - Celoso Estremeño.pdf
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Cervantes, Miguel De - Coloquio De Los
Perros.doc
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Cervantes, Miguel De - Coloquio De Los
Perros.pdf
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Cervantes, Miguel De - Don Quijote De La Mancha
I.pdf
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Cervantes, Miguel De - Don Quijote De La Mancha
II.pdf
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Cervantes, Miguel De - Don Quijote De La
Mancha.doc
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Cervantes, Miguel De - Don Quijote De La
Mancha.pdf
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Cervantes, Miguel De - Dos Doncellas.pdf
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Cervantes, Miguel De - El Amante Liberal.doc
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Cervantes, Miguel De - El Amante Liberal.pdf
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Cervantes, Miguel De - El Rufián Dichoso.doc
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Cervantes, Miguel De - Entremeses.doc
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Cervantes, Miguel De - Entremeses.pdf
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Cervantes, Miguel De - Gitanilla.pdf
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Cervantes, Miguel De - Ilustre Fregona.pdf
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Cervantes, Miguel De - La Española Inglesa.doc
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Cervantes, Miguel De - La Española Inglesa.pdf
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Cervantes, Miguel De - La Fuerza De Sangre.doc
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Cervantes, Miguel De - La Fuerza De Sangre.pdf
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Cervantes, Miguel De - La Galatea.doc
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Cervantes, Miguel De - La Galatea.pdf
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10/30/2006 3:26:06 PM - Literatura: espanyola -
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Cervantes, Miguel De - La Ilustre Fregona.pdf
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Cervantes, Miguel De - La Señora Cornelia.doc
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Cervantes, Miguel De - La Señora Cornelia.pdf
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Cervantes, Miguel De - La Tía Fingida.doc
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Cervantes, Miguel De - La Tía Fingida.pdf
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Cervantes, Miguel De - Las Dos Doncellas.doc
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Cervantes, Miguel De - Licenciado Vidriera.doc
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Cervantes, Miguel De - Los Baños De Argel.pdf
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Cervantes, Miguel De - Persiles Y Sigismunda.doc
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Cervantes, Miguel De - Rinconete Y
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Cervantes, Miguel De - Rinconete Y
Cortadillo.pdf
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Cervantes, Miguel De - Trato De Argel.doc
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Cervantes, Miguel De - Trato De Argel.pdf
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Cervantes, Miguel De - Tía Fingida.pdf
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