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BIOGRAFÍA. VIDA Y OBRA DE 'SCOTT, WALTER'
Scott, Walter (1771-1832), novelista, poeta, historiador y
biógrafo escocés, cuyo trabajo como traductor, editor y crítico,
junto con sus novelas y poemas, hicieron de él una de las más
prominentes figuras del romanticismo inglés.
Nació el 15 de agosto de 1771 en Edimburgo. Trabajó como abogado
y, más adelante, como secretario judicial, actividad que le
dejaba mucho tiempo libre para escribir.
Primeras obras
La actividad literaria de Scott se vio favorecida por su amplio
conocimiento de las leyendas y las baladas medievales. Sus
traducciones de romances góticos alemanes, en 1796, le crearon
una cierta reputación como traductor, que aumentó cuando publicó
su edición de las baladas Juglaría de la frontera escocesa,
entre 1802 y 1803. Su primer poema extenso, El canto del último
juglar (1805), obtuvo un notable éxito, y después de él escribió
una serie de poemas narrativos románticos, de la que forman
parte Marmion (1808), La dama del lago (1810), Rokeby (1813) y
El señor de las islas (1815). En 1813 fue propuesto como poeta
laureado de Inglaterra, pero rechazó el ofrecimiento, y
recomendó a Robert Southey para que recibiera ese honor. Aparte
de las traducciones de poetas extranjeros, realizó también
ediciones de poetas ingleses, como la de los escritos de John
Dryden, en 1808, y en 1814 las del autor satírico Jonathan Swift.
Novelas
Dado que su fama como poeta fue decayendo, en gran parte debido
al genio de Lord Byron, Scott comenzó a dedicarse más de lleno a
la novela. Waverley (1814) abrió una nueva etapa de triunfos
literarios para su autor, pues obtuvo un inmediato
reconocimiento por parte de la crítica y el público. A ella le
siguieron más de veinte novelas históricas escritas durante un
breve periodo de tiempo, entre las cuales se cuentan Guy
Mannering (1815), El viejo Mortalidad (1816), El corazón de
Midlothian (1818), Rob Roy (1818), La novia de Lamermoor (1819),
Ivanhoe (1820), Kenilworth (1821), Quentin Durward (1823) y La
muchacha de Perth (1828). Su éxito se basaba en su indiscutible
talento como narrador, su dominio del diálogo, su aguda
observación de la sociedad y sus vivos retratos de gitanos,
bandoleros y titiriteros. Según la crítica, Scott poseía un rico
estilo literario que combinaba vigor, belleza lírica y claridad
en las descripciones. Además de establecer los cánones de la
novela histórica, el autor escocés contribuyó a la narrativa
breve, fundamentalmente a través de dos historias, "La viuda
montañesa" y "Los dos arreadores". Aunque las publicó de forma
anónima, su autoría quedó muy clara para sus contemporáneos.
Obtuvo grandes beneficios por la venta de sus obras, beneficios
que empleó en construir una enorme propiedad en Escocia,
bautizada Abbotsford, de la cual en 1820 fue nombrado barón.
Asociado a la firma de impresores de James Ballantyne y a la
editorial de Archibald Constable, que sucumbieron a la crisis
económica de 1826, rechazó ampararse en el fácil recurso de
declararse en bancarrota, y estuvo pagando durante el resto de
su vida una deuda de más de 120.000 libras esterlinas. En 1827
completó el poema épico Vida de Napoleón Bonaparte. Continuó
escribiendo hasta que una serie de ataques acabó con su vida, el
21 de septiembre de 1832. Todas sus deudas quedaron saldadas, a
través de la venta de los derechos de autor de sus obras, en el
año 1847.
Valoración
Scott es el primero de los novelistas históricos de importancia
dentro de la literatura europea. En sus retratos de Escocia,
Inglaterra y Europa continental, desde la época medieval hasta
el siglo XVIII, mostró un agudo conocimiento de las fuerzas de
la política y de la tradición, y de su influencia en los
individuos. Aunque construyó sus tramas con cierta
precipitación, y algunos de sus personajes resultan algo
artificiales, sus obras no han perdido validez, por su
irresistible atmósfera, su dignidad épica y su comprensión de la
naturaleza humana. Entre los muchos escritores que captaron el
estudio de Scott acerca de la relación entre las tendencias
sociales y el carácter de los individuos, se encuentran el
estadounidense James Fenimore Cooper, el francés Honoré de
Balzac, y los ingleses Charles Dickens y William Makepeace
Thackeray. Sus obras promovieron, en Gran Bretaña, un amplio
interés por las tradiciones de Escocia, y en el resto de
occidente el culto a los valores y la historia medieval, que
caracterizó al romanticismo. Numerosos compositores pusieron
música a sus textos, entre ellos Donizzetti, que escribió la
ópera Lucia di Lamermoor basándose en su novela, y Schubert.
Para la literatura en lengua española, la obra y la figura de
Walter Scott tuvo una enorme transcendencia. De su mano entró el
romanticismo tanto en España como en América Latina. El hecho de
que a partir de 1808 se dieran cita en Londres un gran número de
escritores, literatos y políticos, tanto españoles como
hispanoamericanos, liberales en el exilio o "patriotas" en busca
de apoyo para su independencia, que tradujeron y publicaron las
obras de W. Scott, facilitó su difusión en Hispanoamérica y el
éxito que el romanticismo alcanzó en el mundo de habla hispana.
Entre 1829 y 1832 puede decirse que casi toda su obra se había
traducido, muestra del interés que despertaba no sólo en los
escritores sino en el público que solicitaba sus libros. Entre
los muchos escritores que recibieron su influencia pueden
destacarse los españoles José de Espronceda, Larra, la cubana
Gertrudis Gómez de Avellaneda, el venezolano José Antonio
Echevarría y el ecuatoriano José Joaquín Olmedo.
"Scott, Walter", Enciclopedia Microsoft(R) Encarta(R).
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